27/05/2020

 

Por: Maricarmen García

 

Las crisis, como la pandemia de COVID-19, pueden convertirse en oportunidades para quien logra adaptarse rápidamente y entender la “nueva normalidad”. Sin embargo, mientras algunas industrias aprovecharán esta emergencia sanitaria para expandir su crecimiento, otras sufrirán graves estragos.

Ante el confinamiento obligatorio, muchos sectores están luchando por sobrevivir, intentando adaptar sus modelos de negocio a las nuevas necesidades del mercado. En contraste, otros están creciendo en la adversidad gracias a modelos innovadores, tales como formatos digitales y de economía colaborativa. El sector fintech pertenece a este segundo grupo.

Durante la segunda mitad de 2019 hubo una inversión mundial en fintech con un pico histórico de 135.7 miles de millones de dólares, mediante 2,693 acuerdos a nivel mundial (Pulse of Fintech H2 2019, KPMG International). La fortaleza de este sector radica en sus componentes esenciales: modelos de entrega digitales que no están sujetos a limitaciones físicas o geográficas; un enfoque en la usabilidad, así como tecnología disruptiva y eficiente que mantiene los costos operativos y de adquisición al mínimo.

Asimismo, el número de empresas fintech en México muestra un incremento anual promedio de 23%, de acuerdo con información publicada por Finnovista en conjunto con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la cual también menciona a México como puntero en cuanto al número de empresas de la región.1

Las fintech, además de contar con modelos innovadores para mantener la provisión de servicios y operar bajo las nuevas restricciones físicas y económicas, crean nuevas oportunidades financieras para la sociedad. Por ejemplo, inclusión financiera, bancarización de aquellos sectores de la sociedad que no tienen acceso a los servicios de banca o seguros tradicionales, así como la democratización de inversiones; algo muy necesario en estos tiempos de incertidumbre. La naturaleza digital de las fintech, insurtech y start-ups les ha permitido resolver problemas reales ante las circunstancias que estamos viviendo.

En las últimas semanas, se ha acelerado la apertura de cuentas digitales, lo que está generando una oportunidad de crecimiento para los pagos en línea y dinero electrónico, las cuales juegan un papel esencial al apoyar la dinámica de la economía.

Durante la crisis, la liquidez se vuelve clave y los modelos de peer-to-peer lending y crowdfunding representan nuevas fuentes de crédito en modelos digitales. Es momento de potencializar el uso de estas plataformas, ya que las necesidades actuales demandan servicios digitales eficientes en todas las ramas.

En 2018, se aprobó en México la regulación aplicable a las instituciones de tecnología financiera, la cual establece los mecanismos con los que deberán cumplir dichas entidades para operar en un ambiente seguro. Para ser autorizadas por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), se contemplan la ciberseguridad y protección de datos; la gestión integral de riesgos; la prevención del lavado de dinero y fraude; el gobierno corporativo; la emisión de estados financieros y el control interno, entre otros elementos.

En septiembre de 2019 venció el plazo para solicitar la autorización para que las empresas se conformaran como “instituciones de tecnología financiera”; sin embargo, actualmente solo una fintech ha sido aprobada por el regulador. La pandemia debería acelerar el proceso de autorización, con el fin de potencializar la adopción y uso de estas plataformas y generar confianza entre consumidores y otros jugadores del ecosistema.

La contingencia causada por COVID-19 también está abriendo la puerta para que las fintech se vuelvan aliadas de distintos sectores, especialmente bancos, aseguradoras, sociedades financieras de objeto múltiple (sofomes) y sociedades financieras populares (sofipos), pues representan una gran oportunidad para establecer nuevos canales que den continuidad a sus operaciones a un costo mucho menor. Para el sector bancario en particular, las fintech son aliadas valiosas que contribuyen a la aceleración de las iniciativas digitales de la banca tradicional.

En estos tiempos de incertidumbre se están rompiendo paradigmas a una gran velocidad. Esto conlleva una transformación en la forma de operar de los negocios, acelerando la digitalización y, de forma preponderante, estableciendo mecanismos que permitan gestionar los riesgos emergentes.

 

Fintech Radar, Finnovista, 2020.

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